SEGUN CARLOS MARX DEFINIO EL MODO DE PRODUCCION DE LA SIGUIENTE MANERA
El modo de producción
A cada formación social le corresponderá un determinado modo de producir socialmente los bienes necesarios para la existencia, un determinado modo de producción, es decir, una determinada estructura productiva, compuesta por el conjunto de los elementos relacionados con la producción material de la existencia, que constituyen la base sobre la que se asientan, y de la que derivan, el conjunto de elementos jurídico-políticos e ideológicos, que forman la superestructura de dicha formación social. El concepto de modo de producción se refiere, pues, siguiendo a Marta Harnecker, (en "Los conceptos elementales del materialismo histórico"), "a la totalidad social global, es decir, tanto a la estructura económica como a los otros niveles de la totalidad social: jurídico-político e ideológico".
El modo de producción es el resultado de la síntesis de tres elementos estructurales: la estructura económica, la superestructura jurídico-política y la superestructura ideológica. En el modo de producción podemos distinguir, pues, una estructura con dos elementos constitutivos: las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre los que se da un mutuo condicionamiento; y una superestructura en la que se pueden distinguir dos niveles: la superestructura jurídico-política, constituida por los instrumentos de control sociales y políticos correspondientes a las relaciones sociales de producción; y la superestructura ideológica, por la que se justifica el orden establecido mediante una falsa conciencia que enmascara la verdadera realidad. Ambas superestructuras están condicionadas por la estructura económica de la sociedad.
A cada formación social le corresponderá un determinado modo de producir socialmente los bienes necesarios para la existencia, un determinado modo de producción, es decir, una determinada estructura productiva, compuesta por el conjunto de los elementos relacionados con la producción material de la existencia, que constituyen la base sobre la que se asientan, y de la que derivan, el conjunto de elementos jurídico-políticos e ideológicos, que forman la superestructura de dicha formación social. El concepto de modo de producción se refiere, pues, siguiendo a Marta Harnecker, (en "Los conceptos elementales del materialismo histórico"), "a la totalidad social global, es decir, tanto a la estructura económica como a los otros niveles de la totalidad social: jurídico-político e ideológico".
El modo de producción es el resultado de la síntesis de tres elementos estructurales: la estructura económica, la superestructura jurídico-política y la superestructura ideológica. En el modo de producción podemos distinguir, pues, una estructura con dos elementos constitutivos: las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre los que se da un mutuo condicionamiento; y una superestructura en la que se pueden distinguir dos niveles: la superestructura jurídico-política, constituida por los instrumentos de control sociales y políticos correspondientes a las relaciones sociales de producción; y la superestructura ideológica, por la que se justifica el orden establecido mediante una falsa conciencia que enmascara la verdadera realidad. Ambas superestructuras están condicionadas por la estructura económica de la sociedad.
Estructura económica
Fuerzas productivas y relaciones de producción
Por fuerzas productivas entiende Marx, en primer lugar, la materia objeto de transformación, (materia bruta si no ha sido previamente manipulada, y materia prima si es artificial o ha sido previamente manipulada) a partir de la que se espera obtener un producto determinado. En segundo lugar, la actividad del trabajador, su capacidad de trabajo, que es denominada fuerza de trabajo, y que alcanza un determinado grado de desarrollo en una formación social determinada (como simple fuerza física, o como habilidad técnica o intelectual). En tercer lugar, los medios para realizar el trabajo (útiles, herramientas, máquinas, etc.) necesarios para obtener los productos deseados.
Los seres humanos, en cuanto agentes del proceso de producción, entran en determinadas relaciones para poder llevar a cabo la producción de los bienes deseados, denominadas relaciones de producción. Estas relaciones pueden tener un carácter técnico o social. Las relaciones técnicas de producción derivan de la relación existente entre el agente productivo y el control que posee sobre los medios de trabajo y sobre el proceso de trabajo en general. Las relaciones sociales de producción derivan de la clasificación que podemos establecer entre los agentes que participan en el proceso de producción en cuanto a la propiedad o no de los medios de producción, es decir, si son propietarios o no son propietarios de los medios de producción. En este sentido, se pueden establecer relaciones sociales de colaboración (si todos son propietarios de los medios de producción, en cuyo caso ningún sector de la sociedad vive de la explotación de otro), o relaciones de explotación, de exclusión, de dominación (si unos son propietarios de los medios de producción y otros no). En este último caso la relación de dominación es una relación explotador-explotado, en la medida en que los propietarios de los medios de producción viven del trabajo de los no propietarios. Para Marx, esta relación de explotación es la típica de las sociedades clasistas: la sociedad esclavista, la feudal y la capitalista.
Las relaciones de producción favorecen inicialmente el desarrollo de las fuerzas productivas; pero a medida que las fuerzas productivas se van desarrollando, terminan por entrar en contradicción con las relaciones de producción existentes, convirtiéndose éstas en una traba para el desarrollo de aquellas, lo que provoca una revolución social, que concluye en la sustitución de las viejas relaciones de producción por otras nuevas, adecuadas al grado de desarrollo de las fuerzas productivas. Tales contradicciones, y la resolución de las mismas, determinadas por procesos estrictamente materiales, constituyen el elemento configurador de la sociedad y el motor de la historia.
Superestructura jurídico-política
La superestructura jurídico-política está formada por el conjunto de normas, leyes, instituciones y formas de poder político que, condicionadas por la estructura productiva, ordenan y controlan el funcionamiento de la actividad productiva de los ciudadanos. Las formas del Estado no son, pues, la realización del Espíritu Absoluto, sino los instrumentos a través de los cuales las clases dominantes ejercen su poder sobre las clases sometidas. Lejos de convertirse en los garantes de la realización humana y la libertad de los individuos, como pensaba Hegel, se convierten en agentes de represión y sometimiento, de alineación y esclavitud, en función de las exigencias de las relaciones de producción, de las que derivan y a las que sirven.
Superestructura ideológica
El primer uso del término "ideología" se atribuye al conde Destutt de Tracy, a finales del siglo XVIII, con el significado de "estudio de las ideas", aunque pronto adquirió una connotación peyorativa. En Marx, el término es usado con el significado de "falsa conciencia", y lo aplica a los sistemas filosóficos, jurídicos, políticos y religiosos, en la medida en que considera que no se basan en la realidad, sino en ilusiones sobre la realidad. Las ideologías no sólo desvirtúan la realidad, sino que se presentan también como sistemas de justificación de la misma realidad que desvirtúan. La superestructura ideológica la constituyen, pues, el conjunto de las ideas, creencias, costumbres, etc., plasmadas en las formas ideológicas de la cultura, la religión, la filosofía, etc., con las que se justifica la "naturalidad" y "legitimidad" del modo de producción del que derivan y cuya realidad social enmascaran.
La superestructura jurídico-política e ideológica está condicionada por la estructura económica. Ello se ha entendido, a veces, como un determinismo puro en una sola dirección, que no deja ninguna opción a la posible acción de la superestructura sobre la estructura. Si esto fuera así, no se comprendería el papel de la lucha social y del combate político e ideológico entablado por Marx y Engels contra el modo de producción capitalista, ni sus reiteradas llamadas a una revolución social: tal revolución sería inevitable, según la dialéctica de la historia, hubiera o no movimiento obrero, por lo que la lucha social sería innecesaria e inútil. Engels declaró al respecto que habían tenido que subrayar el papel determinante de la estructura económica para enfrentarse a sus adversarios, por lo que otros aspectos de la interacción humana fueron dejados de lado. Pero tampoco fue mucho más explícito respecto a las características de la acción de la superestructura sobre la estructura económica.
No obstante, sus referencias a la lucha de clases parecen sugerir que es éste el terreno en el que dicha interacción puede tener lugar. Las clases sociales derivan de la división social del trabajo impuesta por la estructura económica, y en función de tal división participan distintamente del conjunto de derechos, creencias y formas de organización política de la sociedad, objetivándose en ellas, pues, tanto la estructura económica como las superestructuras jurídico-política e ideológica. En la lucha de clases encontraríamos, así, el terreno propicio para tal interacción. En el capitalismo, pese a que Marx reconoce la existencia de otras clases sociales, la lucha de clases se da entre la burguesía y el proletariado. Ahora bien, el proletariado está sometido a los elementos ideológicos, no teniendo, pues, conciencia de su situación real. El desarrollo de una conciencia de clase le librará del dominio de la ideología y le llevará a reivindicar el fin de la alineación y de la explotación en el trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario